En México, millones de personas luchan contra la obesidad sin lograr resultados duraderos, a pesar de múltiples intentos por perder peso. Según el Instituto Nacional de Salud Pública, uno de cada tres adultos con obesidad ha hecho al menos cuatro intentos fallidos por adelgazar. Pero más allá de la fuerza de voluntad o los hábitos alimenticios, existen factores más profundos que muchas veces se pasan por alto: entre ellos, los trastornos de la conducta alimentaria, como el trastorno por atracón.

“Este trastorno no se trata de falta de disciplina. Es una condición mental con raíces neurobiológicas y emocionales, y es más común de lo que se cree en personas con obesidad”, señala el Dr. Luis Jesús Dorado, especialista en nutrición clínica.

El trastorno por atracón afecta tanto a hombres como a mujeres, y suele confundirse con ansiedad o hábitos desordenados. No obstante, implica una relación mucho más compleja con la comida, marcada por episodios frecuentes de ingesta excesiva, seguidos de culpa intensa y pérdida de control. Aunque no todas las personas con obesidad lo padecen, muchas de quienes viven con esta condición sí presentan sobrepeso u obesidad, y se crea un círculo vicioso difícil de romper.

“La culpa por haber comido de más puede desencadenar nuevos atracones, mientras que el aumento de peso refuerza el estigma y la autocrítica”, explica el Dr. Dorado.

Una investigación publicada en The Lancet Psychiatry reveló que hasta el 30% de los pacientes que buscan atención médica para tratar la obesidad cumplen con los criterios clínicos de este trastorno, lo que evidencia su alta prevalencia en este grupo. Por otro lado, estudios recientes en neurociencia han identificado alteraciones en las zonas del cerebro vinculadas al control de impulsos y al sistema de recompensa, lo que refuerza la necesidad de tratamientos multidisciplinarios que combinen atención médica, psicológica y nutricional.

Sin embargo, el estigma continúa siendo uno de los principales obstáculos. Tanto en el entorno social como en el médico, persiste la creencia de que la obesidad es consecuencia directa de la falta de esfuerzo personal. Esta narrativa, advierte el Dr. Dorado, impide que muchas personas busquen ayuda y, cuando lo hacen, no siempre encuentran un enfoque adecuado.

Hoy existen alternativas eficaces de tratamiento, como la terapia cognitivo-conductual, planes nutricionales individualizados y medicamentos específicos. Pero el primer paso es dejar de ver los atracones como simples excesos, y entenderlos como síntomas de un problema más profundo.

“No podemos abordar el sobrepeso y la obesidad sin cuestionarnos las razones emocionales y mentales detrás de nuestra forma de comer. Solo con una perspectiva empática, que integre cuerpo y mente, lograremos avanzar hacia soluciones reales”, concluye el especialista.

Recomendaciones para quienes sospechan de trastorno por atracón:

• Observa tus patrones: si comes grandes cantidades de comida en poco tiempo, con sensación de pérdida de control, y esto ocurre con frecuencia, podría ser un signo de alerta.
• Evita el juicio propio: la culpa y la vergüenza perpetúan el ciclo. Recuerda que no se trata de falta de voluntad, sino de una condición que requiere atención.
• Busca ayuda profesional: consulta a un especialista en nutrición clínica, psicología o psiquiatría con experiencia en trastornos alimentarios.
• No enfrentes esto solo(a): contar con una red de apoyo —familiares, amistades o grupos terapéuticos— puede marcar una gran diferencia en el proceso de recuperación.
• Desconfía de dietas extremas: estas pueden agravar la relación con la comida. Lo ideal es un tratamiento integral y personalizado.
• Infórmate y habla del tema: visibilizar el trastorno ayuda a combatir el estigma y abre la puerta a conversaciones más empáticas sobre salud mental y alimentación.

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