San Pedro Garza García perdió este 23 de septiembre de 2025 a una de sus figuras más representativas: Mauricio Fernández Garza, alcalde en cuatro periodos, empresario, coleccionista, pero sobre todo un hombre que dejó huella en la gente y en la vida cultural de Nuevo León.
Mauricio nació en Monterrey en 1950 y desde joven se formó en universidades como Purdue y el Tec de Monterrey. Fue senador de la República y cuatro veces presidente municipal de San Pedro, el municipio que lo adoptó como suyo y al que siempre le dedicó tiempo, energía y proyectos.
Más que un político
Fernández Gaza no fue un alcalde cualquiera: tenía un estilo directo, muchas veces polémico, pero también cercano. Caminaba por las calles, escuchaba a la gente con un interés genuino y hablaba de frente, lo que lo convirtió en un personaje querido por muchos sampetrinos. Para muchos en el municipio, él era sinónimo de identidad y de carácter fuerte que distingue a la región.

La Milarca, su joya cultural
Su faceta más entrañable estuvo ligada a la cultura. Mauricio fue un coleccionista apasionado que reunió piezas únicas: techos renacentistas, arcos góticos, fósiles, arte contemporáneo y mapas históricos. Todo ese tesoro lo compartió con la comunidad en La Milarca, el museo que levantó en el Parque Rufino Tamayo, y que se convirtió en orgullo sampetrino.
Pero no se quedó ahí. También impulsó otros espacios, exposiciones y colecciones en distintos puntos de Nuevo León. Para él, la cultura no era sólo cosa de élites: quería que la gente la viviera, la tocara y la hiciera suya.
Su última batalla
En 2021 le detectaron mesotelioma pleural, un tipo de cáncer de pulmón. Pese a tratamientos y operaciones, la enfermedad regresó. Este 2025, tras anunciar que ya no continuaría con la terapia, pidió licencia como alcalde apenas unos días antes de partir. Falleció en su casa, rodeado de su familia, a los 75 años.
El cariño de su gente
La noticia de su muerte conmovió profundamente a los sampetrinos. Vecinos, amigos y políticos de todas las corrientes lo recordaron como un hombre que se entregó a su municipio, con sus aciertos y errores, pero siempre con pasión. En redes sociales se multiplicaron los mensajes de agradecimiento: “Gracias, Mauricio, por querer tanto a San Pedro”, escribieron algunos ciudadanos.
Su legado está en las calles que ayudó a transformar, en el museo que regaló al municipio y, sobre todo, en el cariño de la gente que lo despide como a un alcalde distinto, polémico sí, pero entrañable.