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¿Qué ver y qué escuchar?
2/5/2025

“Flow”: la voz de sus trazos

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¿Qué ver y qué escuchar?
2/5/2025

“Flow”: la voz de sus trazos

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El arte a lo largo del tiempo ha tenido diferentes significados, sin embargo, siempre se trata de comunicar. La película “Flow” –dirigida por Gints Zilbalodis– no es la excepción, de hecho, la forma de comunicar su mensaje y sumergirnos en las emociones resulta notable, ya que se trata de un largometraje de aproximadamente ochenta minutos, en el que no hay diálogos, solo se apoya de música, sonidos de la naturaleza, y por supuesto, el arte visual de la animación. 

A lo largo de mi vida, he escuchado muchas veces que el buen arte –en específico el visual– es aquel que se asemeja a la realidad. Durante mucho tiempo, la habilidad de un artista se medía en gran parte por su capacidad de pintar la realidad de forma fiel. Con el tiempo y la evolución de las corrientes artísticas, el valor del arte visual comenzó a transformarse, explorando diversas formas de expresión. 

“Flow” es una película que nos recuerda que el valor del arte trasciende el realismo. 

En mi opinión, el arte adquiere gran valor por lo que comunica o transmite. A pesar de que en la actualidad las animaciones alcanzan niveles de detalle y realismo admirables, este largometraje apuesta por la fuerza del mensaje, más allá del perfeccionismo visual. 

El largometraje sin duda nos envolvió en los sentimientos que atravesaron los personajes, y por supuesto, nos transmitieron la importancia de la adaptabilidad, la empatía y colaboración. No cabe duda que nos permite apreciar la belleza que persiste en un mundo aparentemente quebrado o abandonado, belleza que por ejemplo, vemos en aquellas compañías que llegan a tu vida justo cuando pensabas que la soledad sería la única a tu lado, tal como la película lo muestra. Y no sé tú, pero a mí me hizo querer aferrarme un poco más a mi lado contemplativo, ese que nos permite perdernos en el asombro de lo que damos por hecho, con el mismo arrebato que sintieron los personajes. 

Flow': La película animada que desafió a los gigantes de la industria y  triunfó en los Globos de Oro

Si quieres otro ejemplo, recordemos al artista que muchos hemos escuchado: Pablo Picasso. Un hombre que fue reconocido por sus obras cubistas, criticado después por la técnica aparentemente sencilla en sus pinturas. De muchos he escuchado que Picasso es un pintor sobrevalorado, ya que en realidad, no sabía pintar. Lo que muchos de ellos seguramente no sabían, es que Picasso tuvo una formación clásica desde joven, donde aprendió las técnicas tradicionales del dibujo y la pintura, a tal grado de dominar el realismo. Prueba de ello, tenemos pinturas como “La primera comunión” (1896) o de mis favoritas, “Ciencia y caridad” (1897). 

Lo que pasa, es que en realidad el artista eligió el cubismo como forma de expresar sus ideas y su sentir, una manera nueva de ver y representar el mundo —o su mundo– en el lienzo. El peso de su arte es tal, que es difícil que alguien no conozca su nombre o alguna de sus obras, y para esto, el impacto en sus pinturas no necesitó del perfecto realismo. 

Como artistas y espectadores, Flow nos recuerda que existen muchas formas en las que el arte puede impactar en la gente, diferentes maneras de evocar emociones fuertes, transmitir ideas a través de diversas formas y colores. Un trazo, aunque no perfecto, tiene la capacidad de transmitir más de lo que las palabras podrían expresar, puede traer una oleada de emociones a tu cuerpo. En muchas ocasiones, ese es el poder del arte, un poder que Flow, sin duda, posee. 

Y si no me crees, ¿adivinarás qué película ganó el Oscar a la Mejor Película de Animación del presente año? 

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