Zagazine ...
¿Qué ver y qué escuchar?
21/5/2025

En muchos casos, ser artista ya no se trata solo de crear

A lo largo de la historia, los artistas han buscado formas de sostener y difundir su trabajo.

arrow_downward
¿Qué ver y qué escuchar?
21/5/2025

En muchos casos, ser artista ya no se trata solo de crear

A lo largo de la historia, los artistas han buscado formas de sostener y difundir su trabajo.

Compartir

Muchas veces, si se desea destacar en el mundo del arte en cualquiera de sus ramas, o simplemente dedicarse a ello, no es suficiente con tener talento. También se debe buscar la manera de darse a conocer, aprovechar herramientas, generar oportunidades y/o construir conexiones. 

A lo largo de la historia, los artistas también han buscado formas de sostener y difundir su trabajo. Por ahí del siglo XIV, en el periodo del renacimiento, surgió la figura del mecenazgo como una manera de apoyar a los artistas. Un mecenas es una persona (generalmente noble o burguesa) que ofrecía respaldo económico, protección y promoción a quienes producían obras artísticas. 

Esta práctica, además de fomentar el desarrollo cultural, también tenía una motivación espiritual y de prestigio social: se consideraba un acto de honra tanto a dios como a la reputación del benefactor.

Hoy en día no existe esta práctica, pero persiste el interés por la difusión. Por lo general, cada artista se tiene que abrir camino por sí solo, y en la actualidad, una de las formas más accesibles y efectivas es a través de los medios digitales. 

Las redes sociales, portafolios en línea, blogs y comunidades virtuales se han convertido en nuevas formas de visibilidad y conexión que permiten a los creadores alcanzar audiencias globales sin intermediarios tradicionales. Al encontrar más oportunidades y poder promocionar su arte, les genera la posibilidad de trabajar de ello (una meta que muchos persiguen). 

Sin duda esto es una gran ventaja, pero como todo, las ventajas vienen con desventajas:

Sandra Martorell en 2016 dijo, que en estos casos, no solo debes saber y dominar la disciplina artística con la que trabajas, sino que ahora debes desarrollar otras habilidades. Y es verdad. 

El artista ahora también debe aprender a gestionar todo el proceso por sí mismo. Se hace cargo no solo de la creación, sino también de la exposición, difusión y venta (en sus diferentes formas por los diferentes espacios). 

Ahora, es necesario aprender sobre la creación de contenido para distintas plataformas, seguir de cerca la actividad en redes sociales y mantenerse actualizado en el ámbito tecnológico. Además, el artista debe conocer y aplicar estrategias de promoción, identificar los horarios más efectivos para publicar, analizar el comportamiento de sus seguidores para detectar qué funciona y qué no, y aprender a comunicarse con ellos de forma clara y efectiva, con un lenguaje adecuado a su audiencia. Hoy se necesita que los artistas incorporen conocimientos ajenos a su campo de formación. 

¿Por qué todo esto es una desventaja (en muchos de los casos)? Aprender todos estos aspectos, capacitarse y no parar de observar requiere una gran cantidad de tiempo, tiempo que podría utilizarse en la creación de nuevas obras. Incluso puede que todas estas habilidades no interesen al artista, pero en este caso, son indispensables. 

He hablado de este tema con algunos compañeros que de igual forma, se dedican a alguna disciplina artística. Muchos estamos de acuerdo que son actividades necesarias para el crecimiento y difusión de nuestro trabajo, y que claro, esto representa una inversión de tiempo significativa. Para algunos es molesto este hecho, “chocante”, procesos que poco se disfrutan y que algunos se rehúsan a hacer (y también es válido).

Mi caso es diferente: el interés por esas tareas ha estado presente desde hace mucho tiempo, y mi profesión me permitió acercarme aún más a ellas. Gracias a eso, pude combinar mi carrera con una de mis pasiones. Pese a esto, hay momentos en los que solo quiero crear, sin pensar en nada más. Sé que es posible hacerlo, pero en ese caso, se renuncian a los beneficios que ofrecen los medios digitales.

Y es que ser artista no implica únicamente tomar decisiones dentro de la obra: también hay muchas otras que se toman fuera de ella. Por ejemplo, cómo sostener tu práctica, cómo mostrarla, cómo hacerla llegar a otros, y si quieres hacerlo. 

Este tipo de decisiones no son exclusivas de nuestra época, solo cambian las condiciones. El arte siempre ha estado atravesado por las condiciones que lo rodean. Un ejemplo claro es la dinámica del mecenazgo, ya que quienes contaban con el respaldo de un mecenas podían dedicarse por completo a crear, pero tampoco gozaban de plena libertad: muchas veces, era el mecenas quien decidía qué debía producirse, bajo qué temas y con qué fines.

Supongo que todo esto no hace más que reflejar la evolución natural de las circunstancias. Cada época trae consigo nuevas condiciones, con sus propias ventajas y desventajas.

Hoy, la libertad creativa parece mayor, pero viene acompañada de otras exigencias. Un artista que aspira a vivir del arte ya no necesita de un benefactor, pero sí de su capacidad para aprovechar el entorno digital. Y aunque a veces ese esfuerzo se sienta ajeno o agotador para aquellos que no lo disfrutan, también es la vía que permite que el arte llegue a más personas y (con suerte) le permita sostenerse.

Por supuesto, no es obligatorio que un artista quiera promocionar su trabajo, entrar en el mundo de los medios digitales o vivir del arte; algunos optan simplemente por la creación íntima. Justamente, estas son algunas de las decisiones que cada artista debe tomar, y a partir de ellas, actuar. 

Al final, el artista no elige las condiciones de su época, pero sí puede elegir cómo responder a ellas. 

Compartir