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¿Qué ver y qué escuchar?
30/7/2025

Música inspirada en obras de arte (sí, existe)

Compositores, artistas y proyectos contemporáneos han encontrado en la pintura una fuente inagotable de inspiración sonora. Te contamos cómo se cruzan estos dos mundos.

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¿Qué ver y qué escuchar?
30/7/2025

Música inspirada en obras de arte (sí, existe)

Compositores, artistas y proyectos contemporáneos han encontrado en la pintura una fuente inagotable de inspiración sonora. Te contamos cómo se cruzan estos dos mundos.

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¿Una pintura que suena? ¿Una melodía que describe un cuadro? Aunque parezca improbable, la relación entre la música y las artes visuales ha sido más estrecha de lo que muchos imaginan. A lo largo de la historia, diversos compositores han tomado como punto de partida pinturas, esculturas e instalaciones para crear obras musicales que las interpretan, traducen o reimaginan. Este cruce de disciplinas ha dado lugar a piezas profundamente sensoriales, donde mirar y escuchar se funden en una misma experiencia.

Un clásico: Cuadros de una exposición

Uno de los casos más emblemáticos es el de Modest Músorgski, compositor ruso que en 1874 escribió la suite Cuadros de una exposición, tras visitar una muestra póstuma de su amigo, el pintor y arquitecto Viktor Hartmann. Cada uno de los diez movimientos musicales describe una obra específica, mientras que un tema recurrente —la famosa “Promenade”— simula al oyente caminando entre cuadro y cuadro. Posteriormente, esta obra fue orquestada por Maurice Ravel, y desde entonces se convirtió en un referente del arte traducido en sonido.

Kandinsky y la música: sinestesia pictórica

El pintor Vasili Kandinsky fue un pionero en conectar música y pintura desde la teoría y la práctica. Él mismo aseguraba tener sinestesia, una condición neurológica que le permitía "escuchar los colores". Influenciado por compositores como Wagner o Schoenberg, Kandinsky desarrolló un lenguaje visual abstracto basado en el ritmo, el tono y la armonía, creando composiciones visuales que respondían a estructuras musicales.

Arte contemporáneo: cuando las disciplinas se encuentran

En tiempos actuales, la interacción entre artes visuales y música ha evolucionado hacia proyectos multidisciplinarios. Por ejemplo:

  • Georgia Stitt, compositora estadounidense, creó una serie de piezas inspiradas en cuadros de Edward Hopper, buscando traducir en notas la sensación de soledad, luz y atmósfera contenida en sus obras.
  • El compositor Max Richter ha trabajado en colaboración con artistas visuales y museos para crear piezas que acompañan instalaciones o exposiciones, como en el caso de Sleep, una experiencia sonora de ocho horas que ha acompañado performances visuales en todo el mundo.
  • La artista Saskia Boddeke y el director de ópera Peter Greenaway produjeron la instalación Obedience, donde videoarte, música, textos y escenografía se funden para reinterpretar relatos bíblicos desde una perspectiva contemporánea.

Del museo al escenario (y viceversa)

También hay ejemplos donde el arte visual inspira álbumes completos. Don McLean, en su famosa canción Vincent, rindió homenaje a Van Gogh. El grupo The Velvet Underground, liderado por Lou Reed, estuvo profundamente ligado a Andy Warhol, quien no solo diseñó su icónica portada sino que colaboró visualmente en sus shows.

En otros casos, artistas visuales han trabajado a partir de la música. Christian Marclay, por ejemplo, ha creado instalaciones visuales a partir de vinilos rotos, partituras manipuladas y collages sonoros.

¿Y en México?

En el ámbito nacional, también hay ejemplos notables. El compositor Gabriel Pareyón ha creado piezas inspiradas en grabados prehispánicos, y colectivos como Cocolab han fusionado tecnología, música y artes visuales en instalaciones inmersivas como México Sinfónico. Además, museos como el MUAC o el Tamayo han organizado exposiciones sonoras que exploran la relación entre imagen y sonido.

Un diálogo sensorial

La conexión entre música y arte visual no solo es real, sino cada vez más común en proyectos que buscan romper fronteras entre disciplinas. Así, el espectador se convierte también en oyente, y la obra de arte se convierte en una experiencia multisensorial.

La próxima vez que escuches una melodía profunda o contemples una pintura que te conmueva, pregúntate: ¿qué sonidos están escondidos en esa imagen? ¿Y qué imagen podría surgir de esa música?

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