El séptimo arte no solo da vida a historias memorables; también impulsa economías enteras. Cada cámara que se enciende en una ciudad genera empleos, turismo y movimiento comercial, lo que convierte al cine en una de las industrias más rentables del mundo.
De acuerdo con un estudio reciente de Spoiler, las metrópolis más filmadas del planeta concentran derramas económicas que superan los miles de millones de dólares al año, lo que evidencia que detrás de cada toma hay una cadena productiva que va mucho más allá de las pantallas.
Los Ángeles, epicentro del entretenimiento global, lidera el listado con un impacto anual de 117.2 mil millones de dólares y medio millón de empleos directos e indirectos, según datos de FilmLA. Producciones como La La Land, Barbie o Había una vez en Hollywood han hecho de la ciudad no solo una fábrica de sueños, sino una fuente constante de riqueza.

En la costa opuesta, Nueva York demuestra que su energía no descansa. Con alrededor de 80 mil permisos de filmación por año y una derrama superior a 81 mil millones de dólares, la Gran Manzana se reafirma como un plató viviente. Películas como The Avengers, Guasón o El Lobo de Wall Street han consolidado su imagen como escenario cinematográfico por excelencia y fortalecen sectores como el hospedaje, la gastronomía y el comercio local.
El mapa cinematográfico también brilla al otro lado del mundo. Mumbai, corazón de Bollywood, produce unas 1,500 películas anuales y genera alrededor de 61 mil millones de dólares para la economía india. Más de 2.6 millones de personas trabajan en esta industria, que ha llevado al cine de la India a audiencias internacionales con títulos como RRR, Pathaan o Brahmastra.
Londres, por su parte, combina tradición e innovación. Con un impacto cercano a los 32 mil millones de dólares y 86 mil empleos, la capital británica se beneficia de incentivos fiscales y una sólida infraestructura que atrae producciones internacionales. Desde los estudios Pinewood hasta Leavesden, cintas como The Batman o Sin Tiempo Para Morir confirman su papel como potencia fílmica europea.
En el continente americano, Vancouver ha ganado fama como el “Hollywood del norte”. Más de 400 producciones anuales generan unos 2.3 mil millones de dólares, aprovechando su versatilidad para transformarse en cualquier ciudad del mundo. Filmes como Deadpool o El Renacido y series como The Flash o Riverdale son prueba de su auge.

Más al sur, Miami aporta un toque tropical al mapa cinematográfico. Con cerca de mil rodajes cada año y un impacto que roza los 2 mil millones de dólares, su estética vibrante ha sido el fondo ideal para historias como Bad Boys for Life, Caracortada o Dexter.
Finalmente, París es sin duda un escenario eterno. Con más de 900 producciones anuales y una derrama de 1.8 mil millones de dólares, la capital francesa une glamour y eficiencia en cada rodaje. Desde El Origen hasta Emily in Paris, sus calles inspiran al cine mundial.
Más allá de los reflectores, estos destinos confirman una verdad: el cine no solo se filma, también se invierte. Cada producción deja una huella tangible en la economía local y una marca emocional en el imaginario global. En un mundo donde las historias mueven millones, las ciudades que las albergan son las verdaderas protagonistas.