La noticia del compromiso de Taylor Swift y Travis Kelce sacudió al mundo del entretenimiento y las redes sociales. El anuncio, hecho en Instagram, fue acompañado de la revelación del anillo que el ala cerrada de los Kansas City Chiefs diseñó junto con la joyera Kindred Lubeck: una pieza vintage con un diamante old mine montado en oro, con un tamaño estimado de entre 7 y 20 quilates. De acuerdo con expertos, su valor puede oscilar entre 250 mil y 5 millones de dólares, según la pureza y el origen de la piedra.
Aunque la pieza es espectacular y ha causado furor entre los fanáticos, el estudio realizado por Dinero.mx demuestra que el anillo de Swift no logra entrar en la lista de los diez más caros del nuevo milenio.
El reinado de Mariah Carey en la lista
El primer lugar lo ocupa Mariah Carey, quien en 2016 recibió de James Packer un diamante de 35 quilates engastado en platino y diseñado por Wilfredo Rosado. Con un valor de 10 millones de dólares, este anillo sigue siendo el más costoso del siglo XXI, a pesar de que la boda nunca se realizó. La cantante lo vendió años después, pero la joya quedó grabada en la historia del glamour.
En el segundo lugar aparece Beyoncé, cuyo esposo Jay-Z le entregó en 2008 un diamante esmeralda de 24 quilates. El anillo fue adquirido por 5 millones de dólares, pero hoy el mercado lo valora en más de 9 millones.
El tercer sitio es para Kim Kardashian, con un diamante cushion de 20 quilates diseñado por Lorraine Schwartz y valorado en 8 millones de dólares, el cual ha sido uno de los más fotografiados en la cultura pop reciente.
Lista completa del Top 10:

Más que joyas: símbolos de poder y estatus
El análisis de Dinero.mx subraya que más allá de las cifras, los anillos reflejan modas, simbolismos y aspiraciones. Las piedras de colores —como el verde de Jennifer Lopez o el azul de Marc Anthony— transmiten mensajes de suerte, renovación, elegancia y profundidad emocional. Los cortes vintage, como el old mine del anillo de Taylor, evocan la nostalgia y la artesanía del siglo XIX, mientras que los cortes modernos, como los de Beyoncé o Kim Kardashian, privilegian el brillo en cámaras y alfombras rojas.
En este mundo, las joyas no solo representan amor, sino también un espectáculo mediático. Son piezas que combinan arte, lujo y romanticismo, convertidas en protagonistas de portadas y titulares alrededor del mundo.
El caso de Taylor Swift lo confirma: aunque su anillo no figure entre los más caros, ha logrado captar la atención global, demostrando que en ocasiones el valor sentimental y la historia detrás de la joya pesan tanto como su precio en el mercado.