Durante la ceremonia solemne en el Congreso de la Ciudad de México por el Día Internacional de la Juventud, Ana Karen Sotero Salazar, de 23 años, quien fue una de las ganadoras del Premio de la Juventud 2025, aprovechó su discurso no solo para agradecer el reconocimiento, sino para expresar una firme demanda a los legisladores presentes.
Reclamo a la indiferencia de los diputados
Ana Karen reprochó que varios diputados no estuvieran prestándole atención:
“Me parece una falta de respeto que estando aquí, incluso recibiendo el premio, no nos hagan caso, estén en sus propias conversaciones. ¿Qué clase de actitud es esta? Es injusto, es una burla.”

Exigencia de atención real a la juventud y justicia
En su mensaje, Ana Karen exigió que las autoridades escuchen y atiendan de forma real las necesidades de la juventud, y no se limiten a dar reconocimientos simbólicos. Subrayó que las y los jóvenes requieren seguridad laboral, acceso a educación y salud dignas, así como acciones contundentes para frenar la violencia y el avance del crimen organizado.
También compartió su experiencia como originaria de San Isidro del Cobradero Labrador, una comunidad marcada por la pobreza y la inseguridad. Aseguró que la indiferencia institucional ha dejado profundas cicatrices en su entorno y en la vida de quienes lo habitan.
Ana Karen criticó que la clase política trate a los jóvenes como “artefactos políticos” para tomarse fotos o mejorar su imagen, en vez de escucharlos y tomar acciones reales:
“Nos usan como artefactos para hacerse famosos… Lo que hacen de venir al congreso, tomarse fotos con nosotros y fingir que les importamos es muy triste… no les importamos.”
Cierre con energía y resistencia juvenil
La joven concluyó su mensaje con una exhortación clara: la juventud no va a quedarse callada y seguirá reclamando sus derechos.
“¡Juventud de México! ¡Hoy y siempre seremos revolucionarios!”
El discurso de Ana Karen Sotero Salazar no solo marcó un momento inusual en la sesión solemne, sino que también evidenció el hartazgo de una parte de la juventud capitalina ante la falta de respuestas concretas. Su intervención, que rápidamente se volvió tema de conversación en redes sociales, dejó claro que las y los jóvenes exigen ser escuchados más allá de actos protocolarios y que, para ellos, el reconocimiento verdadero se medirá en cambios tangibles y no en aplausos momentáneos.