El reconocido actor francés Gérard Depardieu, uno de los rostros más emblemáticos del cine europeo, ha sido condenado por agresión sexual a dos mujeres durante el rodaje de una película en 2021. El fallo, emitido por un tribunal en París, lo sentencia a 18 meses de prisión suspendida, lo que significa que no pisará la cárcel, pero quedará inscrito en el registro de delincuentes sexuales y estará inhabilitado durante dos años.

Depardieu fue juzgado en ausencia desde octubre de 2024. Según las declaraciones del tribunal, su testimonio fue “poco convincente”, mientras que una de las víctimas, Amelie K., trabajadora de escenografía, relató con detalles escalofriantes el momento del abuso: “Estaba aterrorizada, él se reía”, describió.

Los hechos han generado un gran debate en Francia, especialmente por el apoyo público que Emmanuel Macron y otras figuras políticas y del espectáculo le han dado al actor, generando duras críticas del movimiento feminista y la opinión pública.

La defensa de Depardieu ya ha anunciado que apelará la sentencia, pero este no es el único proceso legal al que se enfrenta: la actriz Charlotte Arnould también lo ha denunciado por violación, abriendo la puerta a una cadena de señalamientos contra el histrión.

Mientras el mundo del entretenimiento aún digiere los ecos del movimiento #MeToo, este caso vuelve a poner sobre la mesa la pregunta clave: ¿hasta cuándo los poderosos seguirán siendo protegidos a pesar de las denuncias?