George Clooney y Amal Clooney ya son ciudadanos franceses, junto a sus hijos gemelos Alexander y Ella, de acuerdo con registros oficiales del gobierno de Francia publicados en su boletín de naturalizaciones. La decisión responde a una preocupación que el actor expresó desde hace años: criar a sus hijos lejos del foco mediático de Hollywood.
El ganador del Óscar, quien mantiene también la ciudadanía estadounidense, y Amal Clooney, reconocida abogada humanitaria británico-libanesa, tienen una relación estrecha con Francia desde hace tiempo. Aunque poseen propiedades en Inglaterra y en Kentucky, cerca de la familia de George, su residencia principal se encuentra en una granja en el sur de Francia, donde buscan una vida discreta y estable.
En una entrevista con The New York Times, Clooney explicó el giro que dio su vida: “Quería escapar de una granja y ahora regresé a ella. Manejo un tractor y llevo una vida normal”. Para el actor, este entorno representa la oportunidad de ofrecerles a sus hijos una infancia lejos de presiones y comparaciones constantes.
La preocupación por criar a sus hijos en Los Ángeles quedó clara en otras entrevistas. Clooney señaló que la cultura de la fama en Hollywood podía afectar su desarrollo. “En Francia, la fama no importa”, afirmó, al subrayar que no desea que sus hijos crezcan pendientes de paparazzi o de etiquetas ligadas a ser “hijos de celebridades”.
La pareja ha sido firme en su defensa de la privacidad familiar. En 2021, George Clooney publicó una carta abierta dirigida a los medios, en la que pidió no difundir imágenes de sus hijos por razones de seguridad, debido al trabajo legal de alto riesgo que realiza Amal Clooney en casos internacionales de derechos humanos.
Francia ofrece un marco legal que respalda esa decisión. El país cuenta con leyes estrictas de protección de la vida privada, que prohíben fotografiar a personas en espacios privados y difundir información personal sensible. Incluso en lugares públicos, la publicación de imágenes de celebridades resulta ilegal si no existe una justificación informativa clara relacionada con su papel público.
Especialistas en derecho han señalado que estas normas han reducido de forma considerable la actividad de paparazzi. Cuando se vulnera la privacidad, los equipos legales de las celebridades actúan de inmediato y solicitan daños civiles, un mecanismo que ha funcionado como un fuerte disuasivo.
Para George y Amal Clooney, la ciudadanía francesa no representa solo un trámite legal, sino una declaración de principios: priorizar la seguridad, la normalidad y el bienestar emocional de sus hijos por encima del brillo de la fama. Francia se convierte así en el refugio donde la familia Clooney apuesta por una vida más sencilla y protegida.
