Cada 3 de mayo se celebra en México el Día de la Santa Cruz, una fecha que no solo tiene un profundo significado religioso, sino que también es muy importante para los albañiles y trabajadores de la construcción.
La celebración de la Santa Cruz está ligada a la fe cristiana y su propósito es venerar a la cruz, símbolo central del cristianismo. Según relatos históricos, Elena, madre del emperador Constantino, realizó una peregrinación a Jerusalén en busca de la cruz donde murió Cristo. Al llegar al Monte del Gólgota encontró tres cruces: dos pertenecían a los ladrones crucificados junto a Jesús y una era la suya. Para descubrir cuál era la verdadera, las pasó sobre una mujer enferma. Las dos primeras no tuvieron efecto, pero al tocarla con la tercera, la mujer sanó milagrosamente. Así nació la tradición del 3 de mayo como el día del descubrimiento de la cruz.

Pero ¿por qué también es el Día del Albañil? Ese mismo día, los albañiles, peones y maestros de obra celebran con una misa, comidas especiales —que por tradición paga el patrón o encargado de la obra— e incluso fuegos artificiales. Además, es costumbre que los trabajadores adornen una cruz con flores naturales o de papel y la coloquen en lo más alto de la construcción donde laboran.
La razón de esta conexión es que los albañiles consideran a la cruz como su símbolo de protección, no solo para ellos, sino también para sus herramientas, edificios y casas en las que trabajan. Así, el Día de la Santa Cruz es mucho más que una festividad religiosa: es un homenaje a quienes construyen el país, ladrillo a ladrillo.