El café sin azúcar —es decir, la clásica taza de café negro— sigue siendo objeto de múltiples estudios científicos que buscan entender cómo afecta al cuerpo y al cerebro. En los últimos meses, nuevas investigaciones y revisiones han reafirmado que este hábito puede aportar efectos positivos… con matices.
Más allá del sabor: efectos en el cerebro y la memoria
Un estudio reciente de la Johns Hopkins University, difundido a través de la revista científica, sugiere que consumir café sin endulzar de forma regular podría potenciar la conectividad neuronal, especialmente en el hipocampo —región clave para la memoria—. El resultado: un estímulo que trasciende la simple alerta matinal, contribuyendo a mantener la mente activa, la memoria aguda y las redes neuronales bien conservadas.
Este hallazgo se suma a investigaciones previas que vinculan el café con menores riesgos de enfermedades neurodegenerativas como Alzheimer's disease o Parkinson's disease en algunos grupos, siempre que el café se consuma sin azúcar ni edulcorantes.

Beneficios para el corazón, metabolismo y salud general
El café negro destaca también por su aporte de antioxidantes —como los polifenoles y ácidos clorogénicos—, compuestos que combaten los radicales libres, ayudan a reducir el estrés oxidativo y colaboran en la protección celular. Gracias a esto, su consumo moderado se asocia con una mejor salud cardiovascular: mejora en la circulación, reducción del riesgo de obstrucción arterial y menor probabilidad de enfermedades relacionadas con el sistema circulatorio.
Además, al ser prácticamente libre de calorías y grasas cuando se toma solo, el café sin azúcar puede colaborar con el control de peso. Estudios recientes apuntan a que la cafeína estimula la termogénesis —el proceso de generación de calor corporal— y acelera el metabolismo basal, lo que puede favorecer la quema de calorías y apoyar metas de bienestar físico cuando se combina con una dieta equilibrada.
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Advertencias y posibles efectos adversos
No todo son ventajas. El consumo excesivo de café o la sensibilidad individual a la cafeína pueden provocar efectos secundarios como nerviosismo, alteraciones del sueño, acidez estomacal o palpitaciones.
Por eso, los expertos insisten: los beneficios se observan con un consumo moderado —por ejemplo, 1 a 3 tazas al día— y sin añadir azúcar ni crema o grasas saturadas. Cuando se incorporan endulzantes o leche en exceso, muchas de las ventajas del café solo se pierden, y pueden incluso contrarrestarse.
Además, personas con condiciones específicas —como hipertensión, problemas digestivos, trastornos del sueño o sensibilidad a la cafeína— deben moderar su consumo o consultar con un profesional de salud, pues los efectos varían según edad, genética, dietas y estado general.

Cómo aprovechar los beneficios sin riesgos
Para sacar el máximo provecho al café sin azúcar es recomendable:
- Tomarlo solo o con muy poca adición (evitar azúcar refinada, cremas o edulcorantes en exceso).
- Limitar la ingesta a un rango moderado (aproximadamente 1–3 tazas al día).
- Evitar consumirlo muy tarde para no afectar el sueño.
- Integrarlo en un estilo de vida saludable, con buena alimentación, hidratación y actividad física.






