Zagazine ...
¿Qué ver y qué escuchar?
26/8/2025

Arte tradicional vs arte digital

arrow_downward
¿Qué ver y qué escuchar?
26/8/2025

Arte tradicional vs arte digital

Compartir

Recuerdo una conversación de hace tiempo con alguien a quien apenas conocía, pero que, de alguna forma, nos llevó a hablar sobre arte. Él estaba interesado en un hecho: disfruto hacer arte tradicional y arte digital.

A partir de esto surgieron varias dudas, como mi proceso creativo de ambas técnicas, cuál de las dos técnicas disfruto más. Pero recuerdo una en especial que no dudé de la respuesta: “cuando ves ambos resultados finales, de un cuadro y de una ilustración digital, ¿sientes la misma satisfacción?”.

¿Mi respuesta? Por supuesto que sí.

En su opinión, una obra digital tiene menos mérito y relevancia que una obra tradicional. En sus palabras, “la técnica digital es fácil, por lo que no debería ser arte”.

Aunque se ha discutido durante mucho tiempo este tema, a la fecha mantiene opiniones divididas.

Como persona que ha experimentado con ambas técnicas, mi postura es clara. Ambas técnicas tienen sus propias dificultades, sus procesos y por supuesto, sus exigencias creativas. Por un lado, el arte tradicional —en mi caso, el uso de pintura acrílica— demanda mucha más paciencia, espacio, una relación estrecha con los materiales, te involucra físicamente más; mientras que el arte digital te exige otro tipo de dominio técnico, precisión, adaptación a las herramientas que están a tu alcance, una constante actualización y el conocimiento de programas que también tienen su complejidad.

En mi opinión, creer que una técnica es superior a otra o tiene mucho más peso solo por el medio que utiliza es reducir el arte a sus herramientas, cuando en realidad, lo verdaderamente esencial está en la mirada del artista, su intención, en lo que logra transmitir, el impacto que la obra genera en las emociones de quien la observa.

No podemos negar que las innovaciones tecnológicas han traído ciertas facilidades al mundo del arte, pero eso no le resta valor ni profundidad. Lo cierto es que este fenómeno no solo lo hemos visto en el arte digital, ha incurrido en todas las disciplinas artísticas a lo largo del tiempo.

Un ejemplo sencillo es la pintura. Antes, los artistas no solo se encargaban de crear la obra, era necesario también fabricar sus propios materiales: molían pigmentos naturales, experimentaban, preparaban el lienzo y mezclaban sus pinturas desde cero. Actualmente, estos procesos ya no se requieren, solo necesitas ir a una tienda especializada y comprar los botes de pintura acrílica.

¿Eso hace que una obra actual tenga menos mérito que una realizada con un proceso como los de antes? Yo creo que no. Lo que cambia es la herramienta, pero no su propósito, no la sensibilización, ni la mirada del artista.

De esta misma forma, el arte digital aprovecha las herramientas modernas, pero sigue siendo arte: exige visión, criterio estético, habilidad, tiempo, y una voz creativa. El hecho de que hoy existan más medios para crear no significa que todo el que tenga acceso sea artista, solo significa que el arte —como la sociedad misma— evoluciona.

Así que sí, cuando veo un cuadro mío terminado o cuando veo una ilustración finalizada, experimento en la misma medida una satisfacción profunda, esa que todo artista reconoce: la de haber dejado una parte de sí mismo en la obra. No importa si fue con pinceles o con el lápiz de mi tablet, lo que veo frente a mí llena mi corazón ante el resultado de un proceso íntimo, un proceso con decisiones tras decisiones, un trabajo que habla por mí.

Esa conexión, para mí, es lo que hace que valga la pena crear, sin importar el medio. Y, la verdad, como artista, es todo lo que debería importarte.

Compartir