Es altamente probable que la reforma judicial que se discute en México avance sin problemas en los próximos meses, tal vez con graduaciones y escalonamientos, sobre todo en la renovación total de sus integrantes. El hecho es claro: la reforma se consumará. Por eso, considero que debemos empezar a hablar sobre que es el tiempo perfecto para hacer mayores cambios que mejoren el sistema de justicia, ya que, una reforma orgánica debería ir acompañada de una reforma que contemple las necesidades básicas para responder a una sociedad mexicana compleja.
Estoy seguro que los nuevos operadores del derecho en el Poder Judicial se enfrentarán a los mismos problemas que hoy existen: falta de personal, falta de tecnología y ausencia de capacitación. Hablemos también de las oficinas de procuración de justicia, en donde las problemáticas en el país son, por lo general, falta de insumos para trabajar, como gasolinas, viáticos, computadoras, hojas, un nulo uso de tecnología, de inteligencia artificial y de capacitación.
Creo que una reforma tan importante como la del Poder Judicial debería considerar estos problemas, porque esos problemas seguirán cuando estén los nuevos operadores del sistema, no se irán, no se resolverán, estarán esperando para aquellos que lleguen a esas oficinas con ánimos propios de un nuevo encargo.
No he conocido a un magistrado, juez o agente del ministerio público que quiera tener rezago, tampoco a ninguno que disfrute tener que hacer esperar a la gente para sus sentencias o determinaciones, por tanto, estoy convencido de que estamos en el mejor tiempo de reflexionar, proponer y legislar para que estos temas sean resueltos de fondo.
Muchas veces pensamos que el sistema judicial no sirve porque nunca lo utilizamos, pero déjeme decirle que, tal vez, es vago el ejemplo, pero opera igual que un seguro médico de gastos mayores: se paga, es costoso, no se observan los beneficios de forma inmediata; pero cuando viene un infortunio o accidente o enfermedad grave es quien nos salva de, tal vez, perder hasta el patrimonio que se ha construido por años. Así es el Poder Judicial: conocemos su valor e importancia hasta que alguien nos comete un delito, o una persona nos quiere despojar o robar lo que es de nosotros en base a mentiras, corrupción y artificios legales. Es ahí donde esperamos tener un Poder Judicial sólido, trasparente, con jueces dignos de confiar que sean valorados por su sociedad y que representen lo mejor de nosotros, sí, lo mejor.