La familia Kahlo abrió las puertas de su hogar en Coyoacán, transformado en el Museo Casa Kahlo, un espacio que ofrece una mirada distinta a la vida de Frida Kahlo y sus seres queridos. A diferencia de la célebre Casa Azul, esta residencia permite descubrir su historia familiar, marcada por amor, unión y creatividad.
La Casa Kahlo perteneció a los padres de la pintora y guarda objetos únicos: una cocina tradicional, un jardín, una recámara con cama de madera, así como un sótano que Frida convirtió en refugio personal cuando necesitaba paz, incluso durante su matrimonio con Diego Rivera.
Entre sus tesoros destacan los únicos murales pintados por Frida que se conservan, inspirados en las flores y árboles de la casa, así como un microscopio con el que observaba insectos desde su infancia. El museo también expone fotografías de su padre, Guillermo Kahlo, y revela su historia como inmigrante alemán y fotógrafo reconocido.
La exposición resalta además la figura de Cristina Kahlo, hermana y cuidadora de Frida, quien fundó una asociación para apoyar a madres solteras, repartiendo canastas básicas a cientos de mujeres cada semana.
“Puedes encontrar un enfoque más humano de su historia y de sus orígenes. Aquí vemos a Frida como una niña que luchó contra la poliomielitis y como una mujer profundamente unida a su familia”, señaló Adán García, director del museo.
La curadora Adriana Miranda explicó que las cartas y recuerdos personales de Frida inspiraron la narrativa del recorrido, mientras que el arquitecto David Rockwell, en colaboración con la Fundación Kahlo, supervisó la restauración y diseño de los espacios.
Ubicado en Aguayo 54, barrio del Carmen en Coyoacán, el museo refleja el espíritu de una familia que mantuvo intacto el color rojo de la casa como símbolo del “corazón de los Kahlo”. Más allá de la artista mundialmente reconocida, este espacio permite descubrir la dimensión más íntima de Frida y de quienes marcaron su vida.
