La Ciudad de México vivió una de las movilizaciones juveniles más tensas del año. Una marcha convocada por integrantes de la llamada Generación Z concluyó con un saldo de más de 100 policías heridos, 20 civiles lesionados y una veintena de detenidos, después de un enfrentamiento frente a Palacio Nacional.
El secretario de Seguridad Ciudadana, Pablo Vázquez, confirmó en conferencia que las personas arrestadas quedaron a disposición del Ministerio Público por presuntos actos violentos cometidos durante la protesta realizada en el Zócalo capitalino. Además, otras 20 personas fueron remitidas por faltas administrativas.
Vázquez detalló que 60 policías recibieron atención médica en el lugar, mientras que 40 más fueron trasladados a hospitales. De estos últimos, 36 presentaron contusiones, cortaduras y lesiones menores; los cuatro restantes permanecen bajo atención especializada por distintos traumatismos, aunque sin riesgo vital.

La manifestación, difundida originalmente en redes sociales, surgió como un llamado juvenil para expresar rechazo hacia el gobierno de Claudia Sheinbaum. A ella acudieron miles de jóvenes que recorrieron las principales avenidas del centro capitalino. Entre ellos destacaron quienes portaron sombreros asociados a Carlos Manzo, el alcalde de Uruapan asesinado el 1 de noviembre, cuya figura se convirtió en un símbolo de resistencia por su frontal combate a la delincuencia.
También sobresalieron pancartas con mensajes como “Todos somos Carlos Manzo” y banderas alusivas al manga One Piece, cuya icónica Jolly Roger se transformó en un emblema de protesta para la juventud.
La tensión incrementó al llegar a las inmediaciones de Palacio Nacional, donde los manifestantes derribaron parte de las vallas metálicas colocadas como resguardo del inmueble histórico y residencia oficial de la presidenta.
En días previos, Sheinbaum calificó la convocatoria como “inorgánica” y “pagada”, señalando incluso la posibilidad de un impulso generado “desde el extranjero” para desestabilizar a su administración.
Mientras avanzan las investigaciones anunciadas por la Secretaría de Seguridad Ciudadana y la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México, el episodio deja abierta la discusión sobre el papel político de la juventud mexicana y el creciente uso de símbolos culturales globales dentro de las nuevas formas de protesta.






