Este otoño, el cielo nos regala uno de los espectáculos más esperados por los amantes de la astronomía: el paso del Cometa Lemmon (C/2025 A6), un visitante cósmico que solo se deja ver cada mil años. Su paso será visible a simple vista, convirtiéndose en una oportunidad única para disfrutar de un fenómeno natural que no volverá a repetirse en generaciones.
De acuerdo con especialistas, el mejor momento para observarlo será entre el 25 y el 31 de octubre, cuando su brillo alcance su punto máximo. En México, el cometa podrá apreciarse poco después del atardecer, aproximadamente entre las 18:30 y las 20:15 horas, siempre que el cielo esté despejado. En la Ciudad de México, por ejemplo, el 27 de octubre alcanzará una altura de alrededor de 26 grados sobre el horizonte, lo que permitirá distinguirlo con facilidad desde zonas con baja contaminación lumínica.

El Cometa Lemmon destaca por varias razones. Su órbita es retrógrada, lo que significa que viaja en sentido contrario al de los planetas del sistema solar. Al acercarse al Sol, libera gases y polvo que forman una estela brillante, con un tono esmeralda que le otorga una apariencia singular. Además, su mayor acercamiento a la Tierra coincide con la fase de Luna nueva y con la lluvia de meteoros Oriónidas, lo que hará que el cielo nocturno ofrezca un doble espectáculo natural.
Para localizarlo, bastará con mirar hacia el oeste o suroeste, en dirección a las constelaciones Bootes y Ofiuco. A simple vista, se verá como una estrella difusa con una pequeña cola luminosa. Quienes cuenten con binoculares o cámaras podrán apreciar más detalles, aunque no son indispensables para disfrutar del fenómeno. Lo ideal es buscar un punto elevado o un espacio alejado de las luces urbanas, donde el firmamento sea más oscuro y despejado.
Aunque el cometa será visible hasta principios de noviembre, su brillo comenzará a disminuir después del día 3. Por ello, los últimos días de octubre representan la mejor oportunidad para observarlo e incluso fotografiarlo. Se trata de un evento astronómico que, por su belleza y rareza, invita a mirar al cielo y recordar cuán fugaz es la oportunidad de presenciar algo que no se repetirá en nuestra vida.
El Cometa Lemmon promete ser mucho más que una curiosidad científica: es un recordatorio de la inmensidad del universo y de los pequeños milagros que pueden ocurrir sobre nuestras cabezas en una noche clara de otoño.