En un evento que reunió a políticos, seguidores y detractores frente a las pantallas, la presidenta Claudia Sheinbaum se aventó su primer Informe de Gobierno desde Palacio Nacional. Aunque muchos esperaban que se limitara a entregar el documento oficial por escrito, la mandataria sorprendió con un discurso lleno de cifras, logros y frases que ya comienzan a dar de qué hablar.

Entre aplausos y críticas, Sheinbaum presumió que México vive “el nivel más bajo de pobreza en los últimos 40 años” y aseguró que nuestro país se coloca como el segundo con menor desigualdad de América, después de Canadá.

Eso sí, no se olvidó de destacar que durante la 4T el salario mínimo ha tenido un incremento de 135%, lo que calificó como un acto de justicia social, dejando atrás la idea de que subirlo provocaría inflación.

Reformas que marcaron su discurso

La presidenta hizo un repaso largo (muy largo, dirían algunos) de las reformas impulsadas en estos meses. Desde la histórica elección popular de ministros de la Suprema Corte, la incorporación de la Guardia Nacional a la Sedena, hasta la prohibición del maíz transgénico y la protección constitucional de los Programas del Bienestar.

También destacó la reforma para reconocer a pueblos indígenas y afroamericanos como sujetos de derecho público, además de medidas contra el nepotismo y a favor del cuidado animal.

Economía, empleo y dignidad

En el terreno económico, Sheinbaum subrayó que México es el país con menor porcentaje de tarifas arancelarias en el mundo, y presumió un desempleo de solo 2.7%, de los niveles más bajos a nivel global.

Pero más allá de los números, la presidenta buscó darle un tono emotivo al mensaje:

“La Cuarta Transformación no es solo un proyecto económico o político, es un proyecto de dignidad”.

Con este cierre, la presidenta dejó claro que su apuesta no solo está en las reformas o en la macroeconomía, sino en el reconocimiento de los pueblos originarios y el fortalecimiento de la justicia social.

El discurso duró casi una hora, con datos, cifras y frases para la historia. Un arranque que, sin duda, seguirá siendo tema de conversación en la política y en las sobremesas.